De camino a la Divinidad con el Taekwondo
01.03.2019
"Tao y Su Creación son, en sustancia, Uno. Ambos son sagrados. Y el paso que existe entre éstos es la puerta a todo lo verdaderamente milagroso".
No hay nada más revelador en el Tao Te King que esta frase que cito arriba. La comunidad de iniciados en los misterios taoístas sabe que la superación de las limitaciones humanas ha permitido que en el curso de los siglos se haya podido conocer numerosos iluminados en las tierras del lejano oriente en razón a los estudios y reflexiones que el Tao plantea.
La odisea humana más increíble es lograr hacer contacto con el espíritu propio y lograr a través de él el paso hacia el Gran Absoluto, del que habla el Taoísmo. Dice el Tao que quien no ha superado sus humanas pasiones no podrá contemplar el Tao más que en su manifestación.
Esas son indicaciones
muy precisas que son difíciles de entender para quien no tiene la llave de
estas enigmáticas palabras. Pero es posible comprender que el camino del monje
coreano budista o taoísta es la más profunda y silenciosa meditación para que
por medio de ella se manifieste la Divinidad. Esa es la clave, o la llave.
El monje trabaja por
permitir que ella avance e ilumine los espacios interiores del ser humano para
que prevalezca la luz inmanente y eterna del Tao. Cuando ella se posesiona del
monje, el ser humano común desaparece. El Tao lo hará cuando lo desee porque el ser humano no toma esta decisión, solo apenas puede tener el libre albedrío a aspirar a hacer la inmersión en el Gran Absoluto.
De hecho, es el Gran
Absoluto quien impulsa al ser humano a buscar la espiritualidad de innumerables
maneras haciéndolo atravesar el mundo y que paradójicamente, la pueda encontrar en
su corazón. Así es, no están en ningún otro lugar sino en el
propio interior.
En el Taekwondo es
evidente que todo indica la descripción de la manifestación. La bandera de la
República de Corea es muy reveladora, como hemos dicho en otro capítulo, si nos tomamos la tarea de comprenderla:
en ella el Gran Absoluto es el fondo blanco y sobre ese fondo todo lo que existe
enunciando lo que el Tao revela: el Tao inmanifestado y el Tao manifestado son
uno solo, dos aspectos de lo mismo.
En la bandera coreana del sur se muestran los elementos que luego se manifestaron como la dualidad que
eternamente juega y produce miles de otras combinaciones posibles en el universo visible. Su observación detenida nos conduce a contemplar el UNO,
el inmanifestado Absoluto de donde todo procede. Las causas de todas cosas se
simplifican si se medita en ellas.
Esto es lo que
contempla el monje, y el monje es el taekwondoga, quien trabaja en la esperanza
de poder dominar su naturaleza inferior, la que también es parte del Tao
manifestado, para poder regresar al seno de la existencia primordial eterna y
no manifestada. El Taekwondo es el trabajo del monje que desea dominar su naturaleza inferior por diversos medios, pero el principal de todos es meditar y entender el aspecto inmanifestado del Tao por medio del dominio de lo manifestado que es su propio cuerpo y lo que él percibe en su mundo exterior en el camino de la introspección.
El practicante de
Taekwondo, así no lo sepa y muchos no lo han comprendido, debería caminar una
senda de desarrollo espiritual que lleva mucho más allá de este plano espacio -
tiempo hacia la eternidad, hacia la Divinidad que en China y Corea se conocen
como el Gran Absoluto o el Tao inmanifestado. Ese es el fin último de la
práctica y del sendero místico al que es invitado todo taekwondoga.
El paso entre el Tao manifestado
y el no manifestado eterno es la vida del taekwondoga que acepta el camino del monje porque lo primero será
dominar su materia, al tiempo que empieza un proceso de dominio de sus emociones
y de su mente. Quien logra esto puede pensar en meditar, y quien medita, puede
pretender en entrar en contacto con el Tao que se esconde en su corazón y en todas las cosas.
Los únicos demonios
que existen son las formas oscuras que se esconden en el interior de cada persona y que han llevado a a la humanidad a hablar de seres del abismo e
inventar infiernos y otras aterradoras situaciones. No hay peor demonio que las
propias bajas pasiones y las emociones fuera de control, por ello, el primer
paso es observar todo esto y trabajar sobre sí mismo para avanzar en la armonía interior.
La observación del
Tao manifestado lleva a muchas cosas, en especial, a entender que detrás de
todo hay experiencias mucho más profundas y verdades que resuenan en este
Universo, pero que son originadas en el seno del Creador de todas las cosas. El manejo de lo
exterior en el Taekwondo debe luego llevar a la verdadera contemplación de la
naturaleza y entender que ella tiene sus prioridades y sus principios fundamentales
alrededor de lo cual ocurre todo, intervengamos o no en ello. El proceso de la
iluminación simplemente se da cuando lo oscuro retrocede y lo negativo que está oculto aparece para ser analizado, comprendido y si es del caso, eliminado. Ese es el puente entre lo inmanifestado y lo manifestado, lugar en el cual le ocurren todos los milagros al monje taekwondoga.